Eche un vistazo a la nevera y encontrará una botella de zumo de naranja o leche de soja con una etiqueta que indica orgullosamente que está “fortificada con vitamina D”. Pero, ¿por qué es tan importante destacar este hecho en el envase? El motivo es que la vitamina D es un nutriente importante que desempeña un papel a la hora de mantener la fortaleza de los huesos y del sistema inmunitario. Desafortunadamente, muchas personas, como las que viven con VIH, pueden tener niveles inferiores a los ideales de esta vitamina esencial.
En este artículo, exploraremos el papel de la vitamina D en nuestra salud y su relación con el VIH. Aunque lea esto, tenga en cuenta que solo porque los estudios han encontrado asociaciones entre el VIH y la deficiencia de vitamina D, esto no significa que la infección por VIH provoque directamente esta deficiencia o que el aumento de sus niveles de vitamina D mejorará sus síntomas de VIH. Continúe leyendo para obtener más información sobre la vitamina D.
Hay varias formas en las que la vitamina D ayuda al cuerpo, entre estas:
Es posible que haya oído que la vitamina D se conoce como “vitamina del sol”, por el hecho de que una sustancia de la piel llamada 7-deshidrocolesterol se transforma en vitamina D cuando se expone a la luz solar, específicamente a la luz ultravioleta (UV) B. La cantidad de vitamina D que produce su cuerpo depende de la cantidad de sol que reciba y del color de su piel.
Además, ciertos alimentos sirven como buenas fuentes de vitamina D, incluidos los siguientes:
Un médico puede medir sus niveles de vitamina D mediante un análisis de sangre. Aunque los niveles individuales varían, una concentración de vitamina D en sangre de 50 a 125 nanomoles por litro (o de 20 a 50 nanogramos por mililitro) se considera el rango “normal”.
Los expertos en salud recomiendan que las personas de entre 1 y 70 años tengan como objetivo tener 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D al día. Las personas mayores de 70 años deben tener como objetivo 800 UI. Si se obtiene demasiado o muy poco, puede provocar deficiencia de vitamina D o toxicidad.
La deficiencia de vitamina D, también conocida como insuficiencia de vitamina D, se produce cuando tiene muy poca vitamina D en el cuerpo. Esto puede causar osteoporosis (debilitamiento de los huesos), así como debilidad muscular y calambres. Una concentración baja de vitamina D también puede hacer que sea más vulnerable a enfermedades infecciosas debido a un sistema inmunitario debilitado.
Algunos grupos de personas tienen un mayor riesgo de desarrollar una deficiencia de vitamina D. Si tiene la piel más oscura, el pigmento de melanina de su piel puede bloquear los rayos del sol e interferir en la producción de vitamina D a causa de la exposición al sol. Del mismo modo, las personas que llevan ropa que cubre gran parte del cuerpo —como vestidos, batas o prendas para la cabeza— o que pasan la mayor parte del tiempo en interiores tienen un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D, ya que se necesitan rayos UV para elaborar vitamina D.
Las personas de edad avanzada pueden tener niveles bajos de vitamina D porque, a medida que envejecemos, es posible que nuestros cuerpos no produzcan tanta vitamina D cuando se exponen a la luz solar. Además, los adultos mayores a menudo pasan más tiempo en interiores, lo que reduce aún más su exposición al sol.
Las personas que tienen problemas para digerir la grasa, como las personas con colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn o celiaquía, también tienen más probabilidades de presentar deficiencia de vitamina D. La vitamina D es liposoluble, lo que significa que se disuelve en grasa. Para que su organismo absorba la vitamina D de los alimentos, debe ser capaz de digerir y absorber la grasa.
Por último, las personas con obesidad o que se han sometido a cirugía de derivación gástrica pueden tener un mayor riesgo de deficiencia de vitamina D. La grasa bajo la piel atrapa la vitamina D, por lo que cuanto más tenga, más vitamina D será necesaria en su dieta para mantener los niveles normales. En la cirugía de derivación gástrica, la parte del intestino delgado en la que se absorbe la vitamina D se saltea, lo que limita el tipo de vitamina D que puede obtenerse de su dieta.
Los niveles elevados de vitamina D también pueden ser perjudiciales y pueden causar toxicidad por vitamina D (denominada hipervitaminosis D). Cuando esto sucede, el cuerpo acumula demasiado calcio en la sangre. A corto plazo, esto puede causar náuseas, aumento de la sed, cálculos renales y debilidad. Tener niveles de vitamina D demasiado altos durante mucho tiempo puede provocar problemas renales y cardíacos.
De acuerdo con un estudio de 2018, casi el 30 por ciento de la población de EE. UU. tiene deficiencia de vitamina D. En las personas con VIH, la prevalencia de la deficiencia de vitamina D es significativamente mayor: entre el 70.3 por ciento y el 83.7 por ciento.
Las personas con VIH pueden desarrollar deficiencia de vitamina D por las mismas razones que la población general, pero también pueden contribuir varios factores de riesgo específicos del VIH.
La inflamación crónica asociada a la infección por VIH puede desempeñar un papel en la reducción de la cantidad de la forma activa de la vitamina D en el organismo. Las complicaciones y la hospitalización por infecciones pueden dar lugar a una menor exposición a la luz solar y desnutrición debido a la falta de alimentos ricos en vitamina D.
Algunos estudios incluso han relacionado ciertos fármacos del tratamiento antirretroviral (TAR) contra el VIH, como efavirenz, con la reducción de los niveles de vitamina D y la disminución de la salud ósea.
La inflamación a largo plazo y la progresión de la enfermedad por VIH se han relacionado con la deficiencia de vitamina D en personas con VIH. Como indican algunos estudios, existe una asociación entre los niveles de vitamina D y un mayor recuento de linfocitos CD4 positivo, pero esta conexión exacta no se conoce por completo. Los linfocitos CD4 son glóbulos blancos que ayudan a combatir las infecciones.
Además, los niveles bajos de vitamina D se han relacionado con la pérdida de peso y la pérdida de masa muscular en personas con VIH. La deficiencia de vitamina D también se ha asociado a varias afecciones en personas que viven con VIH, incluidas las siguientes:
Aunque estas afecciones se asocian a niveles bajos de vitamina D en personas con VIH, se necesita más investigación para determinar si los niveles bajos contribuyen directamente a estos resultados de salud.
Los estudios que investigan los efectos de la suplementación con vitamina D han tenido resultados contradictorios, y no hay mucha información de ensayos de investigación sobre la mejor cantidad de vitamina D para adultos con VIH. Esto subraya la necesidad de seguir investigando para determinar si tomar suplementos de vitamina D puede prevenir o tratar las afecciones asociadas a niveles bajos de vitamina D en personas con VIH.
Dado que muchas personas con VIH tienen deficiencia de vitamina D, su médico puede controlar sus niveles de vitamina D mediante análisis de sangre. Además, puede medir su densidad ósea mediante un tipo de prueba de diagnóstico por imágenes llamada exploración por absorciometría con rayos X de doble energía (Dual-Energy X-Ray Absorptiometry, DEXA) para asegurarse de que no está desarrollando osteoporosis. Según los resultados de las pruebas, su médico podría sugerirle tomar suplementos de vitamina D y calcio como parte de su plan de tratamiento, o aumentar sus niveles de vitamina D incorporando a la dieta más alimentos y bebidas ricos en vitamina D.
Nunca debe comenzar a tomar un suplemento nuevo sin hablarlo primero con su médico. Actualmente, no existe una dosis segura establecida de suplementos de vitamina D para personas que viven con VIH. Tomar demasiada vitamina D podría causar más daños que beneficios.
Si su médico recomienda suplementos de vitamina D, tenga en cuenta que la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) de los Estados Unidos no regula los suplementos con tanta rigurosidad como los medicamentos. Los envases de los suplementos pueden hacer afirmaciones que no estén respaldadas por la ciencia y que no reflejen con exactitud los ingredientes de un producto. Para comprar suplementos de fuentes de buena reputación, busque la verificación de agencias de pruebas de terceros respetadas, como ConsumerLab.com, NSF International, UL o la Farmacopea de los EE. UU.
Si bien el tener un nivel saludable de vitamina D es beneficioso para su salud general, el suplemento de vitamina D no es una cura para el VIH. El tratamiento antirretroviral es el tratamiento de referencia para el VIH, que controla eficazmente el virus y permite a las personas con VIH llevar vidas plenas.
Si cree que puede tener una deficiencia de vitamina D, hable con su médico u otros proveedores de atención médica. Ellos pueden medir sus niveles de vitamina D y hacer un seguimiento con asesoramiento médico si los niveles están fuera del rango normal.
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¿Le ha realizado su médico pruebas de detección de deficiencia de vitamina D teniendo en cuenta su estado de VIH? Comparta su experiencia en los comentarios siguientes o inicie una conversación publicándola en su página de Activities (Actividades).
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