Si le diagnosticaron el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), tal vez se pregunte cómo podría influir el consumo de alcohol en su salud o su tratamiento. Las personas con VIH tienden a beber más que la población general, pero algunos estudios indican que incluso beber con moderación (un promedio de un vaso por día) podría ser más perjudicial para las personas con VIH que para las personas sin VIH.
Hay varios motivos por los que debería reducir o eliminar el consumo de alcohol si vive con VIH o tiene un riesgo más alto de infección por VIH. Beber puede influir en su riesgo de transmitir el VIH o contagiarse, y beber puede afectar el cumplimiento de su tratamiento para el VIH y sus resultados.
Este artículo proporciona información sobre el VIH y el alcohol que puede ayudarle a tomar una decisión informada respecto de si le gustaría beber y, en ese caso, qué cantidad y con qué frecuencia. Su equipo de tratamiento del VIH y otros proveedores de atención médica son quienes están mejor calificados para ayudarle a determinar si el consumo de alcohol es una opción relativamente segura y saludable para usted. Hable con su médicos y otros profesionales con sinceridad acerca de su consumo de alcohol y cómo esto puede influir en su salud.
Beber alcohol es un factor de riesgo conocido para el VIH. Eso se debe a que, cuando bebe, su juicio puede verse alterado y eso lo vuelve más propenso a tener comportamientos de riesgo, como las relaciones sexuales sin protección o el uso de drogas recreativas, y esas dos prácticas pueden aumentar el riesgo de VIH.
Esos comportamientos también aumentan su riesgo de exposición a otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Tener otra ITS puede facilitar la transmisión o el contagio del VIH.
Las personas que beben alcohol en exceso regularmente son menos propensas a tomar los medicamentos para el VIH de forma sistemática y tienen más probabilidades de demorar la consulta de atención médica y los análisis regulares de VIH, y eso también contribuye a la propagación del VIH.
El alcohol y los medicamentos para el VIH no interactúan de forma tal que se afecte la eficacia de los medicamentos, y el efecto de la combinación no es tóxico, a menos que tenga daño hepático. Si bien no hay una interacción farmacológica entre el alcohol y los medicamentos para el VIH específicamente, el alcohol puede interferir con su capacidad para tomar los medicamentos como se los recetaron. Además, el alcohol puede interactuar con otros medicamentos que tal vez necesite tomar.
El alcohol puede causar daño hepático o contribuir a este. El daño hepático o la enfermedad hepática son especialmente problemáticos en personas que viven con VIH, porque la mayoría de los medicamentos para el VIH se procesan a través del hígado. El daño hepático causado por la bebida o por hepatitis puede afectar la eficacia de esos medicamentos. Si tiene daño hepático, puede tener más probabilidades de experimentar efectos secundarios de los medicamentos.
El cumplimiento del tratamiento se refiere a tomar los medicamentos exactamente como se los recetaron. Las investigaciones hallaron que beber demasiado puede interferir con el cumplimiento de la terapia antirretroviral. En un estudio, más del 50 por ciento de las personas con VIH informaron que se habían salteado sus medicamentos o no los habían tomado mientras bebían. Las dosis omitidas pueden derivar en aumentos de la carga viral y también pueden contribuir a una progresión de la enfermedad más rápida.
Consulte siempre a su médico o farmacéutico si es seguro beber alcohol con los medicamentos que le recetaron. Si bien el alcohol no interactúa directamente con los fármacos para el VIH, el alcohol puede tener interacciones peligrosas con otros medicamentos que tal vez esté tomando, como los siguientes:
El consumo crónico o excesivo de alcohol puede debilitar el sistema inmunitario, que ya está comprometido por el VIH. Eso significa que el alcohol puede dificultarle todavía más al cuerpo la prevención, el rechazo y la recuperación de la infección por VIH y de infecciones secundarias.
En un estudio se halló que beber en exceso, en especial, afectaba el funcionamiento del sistema inmunitario. En ese estudio, beber en exceso se definió como tres vasos o más por día en mujeres y cuatro vasos o más por día en hombres. Los hallazgos de ese estudio sugieren que el alcohol puede contribuir a un aumento del riesgo de muerte al alterar el funcionamiento del sistema inmunitario en personas con VIH.
Los estudios también mostraron que, en personas que viven con VIH, la terapia antirretroviral podría contrarrestar algunos de los efectos negativos del alcohol en los recuentos de linfocitos T. Es fundamental que las personas que tienen VIH y beben alcohol tomen sus medicamentos para el VIH y cumplan con el plan de tratamiento.
Entre el 10 por ciento y el 28 por ciento de las personas con VIH tienen diagnóstico de al menos un trastorno de salud mental, como ansiedad o depresión. Dado que el alcohol es un depresivo, beber alcohol puede empeorar los problemas de salud mental. El empeoramiento de la salud mental es especialmente problemático en personas con VIH, ya que los trastornos del estado de ánimo pueden impedir que una persona cumpla con su plan de tratamiento.
En ocasiones, los trastornos del estado de ánimo también pueden contribuir a trastornos de consumo de sustancias. El abuso de sustancias, en especial el uso de drogas intravenosas o el consumo de alcohol, metanfetaminas, cocaína o inhalantes, tiene una gran influencia en la propagación del VIH.
Con un tratamiento del VIH apropiado y sistemático y acceso regular a la atención médica, las personas con VIH que en general tienen un estilo de vida saludable tienen una expectativa de vida aproximadamente igual a la de las personas que no tienen VIH. Un estilo de vida saludable incluye una dieta balanceada, ejercicio regular y consumo moderado o nulo de alcohol.
En última instancia, la decisión de beber es suya. Pero en el caso de quienes beben alcohol, beber menos alcohol y hacerlo con menos frecuencia podría mejorar su salud. Es importante que hable sobre el consumo de alcohol con su médico para asegurarse de encarar el tema de forma segura.
A algunas personas les cuesta beber con moderación, beben con más frecuencia de la que deberían o tienen problemas de bebida, como consumo excesivo de alcohol, trastornos de consumo de alcohol y dependencia del alcohol.
Si se siente identificado con esto, no tenga miedo de hablar sinceramente con su médico sobre sus hábitos y preferencias; recuerde que su médico quiere trabajar a su lado para que su vida sea lo más manejable posible, no juzgarlo ni avergonzarlo. Vigile cómo se siente al beber alcohol y esté dispuesto a mantener conversaciones abiertas y sinceras sobre la bebida con su médico y con otras personas importantes en su vida.
Si le preocupa el consumo de alcohol en usted mismo o en un ser querido, hay muchos grupos de apoyo, programas para el tratamiento de abuso de sustancias y otras herramientas que pueden ayudar. Su médico debería estar en condiciones de ofrecerle derivaciones o recomendaciones de lugares en los que puede obtener ayuda.
En myHIVteam, la red social para personas con VIH y sus seres queridos, más de 40,000 miembros se reúnen para hacer preguntas, dar consejos y compartir sus experiencias con otras personas que entienden la vida con VIH.
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Gran artículo, me da una mirada a los pasatiempos y hábitos cotidianos. También tengo que echar un vistazo atrás y aprender más.
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