El herpes y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) son dos infecciones de transmisión sexual (ITS) diferentes, causadas por virus diferentes. Aunque tienen algunas cosas en común, afectan al cuerpo de maneras distintas.
El herpes genital está causado por el virus herpes simplex (VHS). Este virus puede causar llagas o ampollas dolorosas en los genitales, el ano o la boca. Por otro lado, el VIH es causado por el virus de inmunodeficiencia humana, que debilita el sistema inmunológico y hace que el cuerpo tenga más dificultad para defenderse de infecciones y algunas enfermedades.
Conocer las diferencias entre el herpes y el VIH —cómo se transmiten, cómo se diagnostican y cómo se tratan— puede ayudarle a tomar decisiones informadas sobre su salud.
Tanto el herpes como el VIH pueden causar al principio síntomas poco específicos que se parecen a los de la gripe, como:
Sin embargo, no todas las personas presentan síntomas al inicio. Además, cada infección tiene síntomas propios que la otra no presenta.
El herpes puede ser causado por dos tipos de virus: el virus del herpes simple tipo 1 (VHS-1) y el virus del herpes simple tipo 2 (VHS-2). El VHS-1 suele afectar la boca o el rostro, mientras que el VHS-2 suele afectar el área genital o anal. Sin embargo, cualquiera de los dos tipos puede infectar la boca o los genitales, dependiendo de cómo se haya transmitido el virus.
Muchas personas con herpes no saben que lo tienen porque los síntomas suelen ser leves o no aparecen. Cuando sí hay síntomas, suelen comenzar entre dos y 12 días después de la exposición al virus. Es importante saber que se puede contagiar el virus aunque no se tengan síntomas.
El VHS-1 comúnmente causa “herpes labiales” o “calenturas”: ampollas llenas de líquido alrededor o dentro de la boca. Estas pueden causar dolor o picazón y a veces se abren formando heridas que supuran y luego forman costras.
El VHS-2 suele causar herpes genital. Los síntomas más comunes son:
Algunas personas nunca tienen síntomas. Otras solo los presentan una vez, o tienen brotes que aparecen y desaparecen. Esto se llama infección recurrente, y ocurre porque el virus permanece en el cuerpo y puede reactivarse.
Los síntomas parecidos a la gripe suelen aparecer entre dos y cuatro semanas después de la exposición al VIH. Si cree que pudo haber estado expuesto, es importante hacerse la prueba, incluso si no tiene síntomas.
Sin tratamiento, el VIH puede avanzar a una etapa más grave llamada síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). El sida debilita mucho el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de infecciones graves y algunos tipos de cáncer.
Tanto el herpes como el VIH pueden transmitirse por contacto sexual con una persona que tiene el virus. Sin embargo, hay diferencias importantes en la forma en que se contagian.
Tanto el VHS-1 como el VHS-2 se pueden contagiar por contacto directo con la piel, la saliva o los fluidos genitales de alguien que tiene el virus. El herpes se transmite con mayor facilidad durante un brote, cuando hay síntomas visibles, pero también puede contagiarse aunque no se vean síntomas.
El herpes puede transmitirse por:
El VIH se transmite por ciertos fluidos corporales —como la sangre, los fluidos vaginales, el semen, los fluidos rectales y la leche materna— cuando la persona con VIH tiene carga viral detectable (es decir, el virus no está controlado).
Las formas más comunes de contagio del VIH son:
Las personas con herpes genital tienen aproximadamente el doble de riesgo de contagiarse de VIH si están expuestas.
El VIH puede transmitirse por sexo oral, pero esto es muy raro. El riesgo aumenta si la persona que realiza el sexo oral tiene otra ITS (como el herpes), o si hay semen en la boca y la persona tiene encías sangrantes, llagas en la boca o úlceras genitales.
Puede reducir su riesgo de contagiarse de herpes o VIH haciéndose pruebas regularmente y conociendo su estado y el de su pareja. Usar condones de látex y no compartir agujas o jeringas también son medidas clave para protegerse.
Los medicamentos antivirales pueden disminuir la posibilidad de transmitir el virus de una persona infectada a una que no lo está. Las personas con herpes pueden tomar varios tipos de antivirales para ayudar a evitar contagiar a su pareja. Además, es importante evitar el contacto sexual durante un brote activo de herpes.
Las personas que no tienen VIH pueden tomar profilaxis previa a la exposición (PrEP) para reducir el riesgo de infección por VIH.
Si su pareja vive con VIH, pregúntele si está tomando sus medicamentos de forma consistente y si su carga viral es indetectable. Puede incluso pedirle que le comparta los resultados de su carga viral para estar tranquilo. Anime a su pareja a seguir con su tratamiento y mantener el virus controlado, tanto por su salud como para reducir su riesgo de contagio.
Si no está seguro de que su pareja tenga el VIH bien controlado, use siempre condón.
En los Estados Unidos hay aproximadamente 340.1 millones de personas. El herpes genital afecta a casi 1 de cada 6 personas entre los 14 y los 49 años. Entre el 50 por ciento y el 80 por ciento de la población tiene herpes oral.
En cuanto al VIH, alrededor de 1.2 millones de personas viven con el virus en los Estados Unidos. Por suerte, los estudios muestran que la cantidad de nuevos contagios está bajando.
El herpes es una infección de por vida. Las personas pueden transmitirlo incluso cuando no tienen síntomas, y muchas no saben que están infectadas. El virus no se transmite todo el tiempo, pero puede reactivarse en ciertos momentos. Por eso, hacerse pruebas y tomar precauciones —como usar preservativo y evitar el contacto durante brotes— ayuda a reducir considerablemente el riesgo de contagiar a otras personas.
Un profesional de salud puede diagnosticar el herpes al examinar cualquier llaga visible en la piel. También puede tomar una muestra de una llaga para enviarla al laboratorio. Si no hay síntomas visibles, se puede hacer un análisis de sangre para detectar anticuerpos contra el virus del herpes simple (HSV), que son proteínas que el cuerpo produce después de estar expuesto al virus.
La única forma de saber si tiene una infección por VIH es hacerse una prueba. El VIH se puede diagnosticar con una muestra de sangre o saliva. Existen tres tipos de pruebas para el VIH:
Estas pruebas pueden no detectar el VIH inmediatamente después de la exposición al virus. Hable con su proveedor de atención médica sobre cuándo debe hacerse la prueba y con qué frecuencia.
No, las pruebas para el VIH y el herpes no son iguales. Cada prueba es específica para el virus que se desea detectar. Sin embargo, como el herpes y el VIH pueden presentarse al mismo tiempo, también es posible hacerse las pruebas para ambos a la vez. Su profesional de salud puede solicitar varias pruebas en un mismo análisis para detectar cualquier condición que necesite tratamiento.
Recibir un diagnóstico de herpes o VIH puede generar sentimientos encontrados. Como estos virus suelen estar relacionados con la actividad sexual y, en algunos casos, con el consumo de drogas, es normal sentirse preocupado o avergonzado por lo que el diagnóstico pueda significar.
Pero recuerde: su diagnóstico es un asunto privado. Buscar ayuda le da la oportunidad de retomar el control y proteger su salud. Su profesional de salud nunca debe hacerlo sentir avergonzado por acudir a atención médica. Estas condiciones son más comunes de lo que se cree y no definen quién es usted como persona.
Actualmente no existe una cura para el herpes ni para el VIH, pero sí hay tratamientos disponibles para controlar ambas afecciones.
En el caso del herpes, los medicamentos antivirales pueden ayudar a reducir la frecuencia de los brotes y disminuir el riesgo de transmitir el virus a otras personas. Si rara vez presenta síntomas, puede optar por no tomar medicamentos todos los días. Si presenta síntomas con frecuencia, existen medicamentos antivirales que pueden tomarse por vía oral para ayudar a suprimir el virus. También hay tratamientos tópicos (cremas para la piel), aunque suelen ser menos eficaces.
Al igual que el herpes, el VIH no tiene cura, pero puede tratarse de manera eficaz. El VIH se controla con una combinación diaria de medicamentos antirretrovirales. Estos fármacos reducen la cantidad de virus en el cuerpo (conocida como carga viral), ayudan a proteger el sistema inmunitario y previenen el desarrollo del sida. Es fundamental acudir a las citas médicas con regularidad. Los análisis de sangre rutinarios permiten controlar la carga viral y asegurarse de que el tratamiento esté funcionando. Su profesional de salud podría ajustar el tratamiento si es necesario.
En myHIVteam, la red social para personas con VIH y sus seres queridos, los miembros se reúnen para hacer preguntas, dar consejos y compartir sus historias con otras personas que comprenden lo que implica vivir con el VIH.
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Un miembro de myHIVteam
Tengo ambos, lo cual apesta. Ojalá algún día no tenga que tomar más este medicamento.
I have both which sucks hopefully one day I don't have to take this medicine anymore.
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